Diario de una experiencia, Para colorear se compone de dibujos tomados en pequeñas libretas de bolsillo. Pluma y tinta: estos pocos elementos le alcanzan a Vicente Grondona para dibujarnos sus vivencias. Notas tomadas en viajes o en la propia Buenos Aires. En la mesa de un café, en la calle, cuando su única amiga es la lapicera y su compañero el cuaderno. Cuando la imaginación reconstruye lo visto y lo mezcla con lo adivinado. La línea vital, casi sin levantar la pluma, en un ritmo vertiginoso, como las visiones que se escapan porque se mueven los retratados.
El arabesco continuado en follaje, el garabato loco, el penacho de un pájaro punk. Multitudes en la noche, bares, multitudes en las playas, ensoñaciones surrealistas, animales extraordinarios, blanco y negro que parece multicolor.
Dibujante compulsivo, se seleccionaron estos dibujos de la vasta producción de los últimos años, varios de ellos vividos de avión en avión, de aeropuerto y sala de espera, entre París y Buenos Aires. Marruecos, Rusia o Ibiza son otros de los destinos retratados en este viaje constante, que también sucede en la Boca. Obsesión por documentar el momento, porque sólo recordaremos lo que dibujamos, lo que no ha sido puesto en línea deja de existir.
Javier Barilaro
VICENTE GRONDONA PARA COLOREAR
Diario de una experiencia, Para colorear se compone de dibujos tomados en pequeñas libretas de bolsillo. Pluma y tinta: estos pocos elementos le alcanzan a Vicente Grondona para dibujarnos sus vivencias. Notas tomadas en viajes o en la propia Buenos Aires. En la mesa de un café, en la calle, cuando su única amiga es la lapicera y su compañero el cuaderno. Cuando la imaginación reconstruye lo visto y lo mezcla con lo adivinado. La línea vital, casi sin levantar la pluma, en un ritmo vertiginoso, como las visiones que se escapan porque se mueven los retratados.
El arabesco continuado en follaje, el garabato loco, el penacho de un pájaro punk. Multitudes en la noche, bares, multitudes en las playas, ensoñaciones surrealistas, animales extraordinarios, blanco y negro que parece multicolor.
Dibujante compulsivo, se seleccionaron estos dibujos de la vasta producción de los últimos años, varios de ellos vividos de avión en avión, de aeropuerto y sala de espera, entre París y Buenos Aires. Marruecos, Rusia o Ibiza son otros de los destinos retratados en este viaje constante, que también sucede en la Boca. Obsesión por documentar el momento, porque sólo recordaremos lo que dibujamos, lo que no ha sido puesto en línea deja de existir.
Javier Barilaro
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